El viejo capitán Mantarraya cuenta una de sus aventuras a unos niños: un día lo contrató una turista paralítica y su sirviente negro para ir a un lugar terrible al que nadie quería acercarse. Con dificultades consiguió tripulación, y zarpó, y tras vencer numerosos peligros arribó a una isla desierta donde la turista se convirtió en sirena y su ayudante en pez vela.