Cali, 6 de agosto de 1956. Bajo el contexto de la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla, la matriarca de una importante familia de clase alta de la ciudad fallece y, por consiguiente, sus descendientes son llamados para la lectura del testamento. Sin embargo, durante la madrugada del día siguiente se produce una violenta explosión con varios camiones cargados de dinamita que iban a ser transportados a Bogotá dejándolos sin luz, sin agua y sin techo, obligando al éxodo de la familia a una casa en las afueras, sin imaginar que para dos de los herederos (Andrés Alfonso y su media hermana Margareth) la estancia en ese lugar terminará en una aterradora experiencia que les cambiará sus vidas para siempre.