Dos periodistas, reportera y camarógrafo, cubren incidentes violentos en un motín en una cárcel de presos comunes. El horror se ha convertido en espectáculo. La televisión al transmitir en directo, permite que los amotinados se miren como personajes protagónicos. Nuestros periodistas comprenden, después de una serie de conflictos, el fenómeno en el cual participan. Están retroalimentando la violencia. La transmisión en directo circula a través de las imágenes de la televisión y éstas vuelven a alimentar la violencia real. Todos los hechos están inspirados en el motín del Penal El Sexto, ocurrido en Lima en marzo de 1984.